El CCMB destiló romanticismo con Armando Manzanero y la OSEM
Armando Manzanero el sábado 27 de julio en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario (CCMB) de Texcoco. Hizo posible lo conmovedoramente factible: que cientos de almas jóvenes y maduras le aplaudieran y entonaran sus canciones
Texcoco, Edomex.- Pertenece a la nómina de autores emblemáticos del romanticismo tardío y tiene un espacio destacado en el historial del bolero mexicano.
Poseedor de esa aura de los seres afables que se mueven con la seguridad del equilibrista a 27 metros de altura, Armando Manzanero hace, reparte y comparte su corazón como si estuviese en el tianguis de todos los días, en cualquier sitio del país y también en otras geografías.
Es encomiable el ánimo energético que destila Armando Manzanero en el escenario.
Destila donaire, feeling y esa gracia plena de los seres privilegiados que han hecho de la humildad su mejor tarjeta de presentación.
A sus 84 años de edad retoma sus éxitos como si fueran canciones apenas salidas del estudio de grabación.
Y además baila con visible porte de maya orgulloso de su identidad. Y comparte anécdotas con ese toque conversacional que solo ejercita la gente forjada en el medio de la adversidad y la fortuna.
Él, desde joven, ha tenido el gusto y la dedicación y el estudio de combinar palabras y hacer composiciones que son historias de vida. Escribe con el sentimiento de un joven enamorado que busca a su amada una tarde lluviosa, y desde la soledad de alguien que, sencillamente, extraña a su querer como los árboles extrañan el otoño.
Armando Manzanero es una leyenda viviente. La voz del bolero mexicano que ha tenido versiones de enormes cantantes.
Y ahora ha montado todo un espectáculo de enlace sentimental donde canta, baila, cuenta historias y recrea sus propias canciones: Manzanero Sinfónico. Todo un crooner, un amo del escenario que durante cerca de dos horas comparte alma, vida y sentimiento.
Se ha presentado Armando Manzanero el sábado 27 de julio en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario (CCMB) de Texcoco. Hizo posible lo conmovedoramente factible: que cientos de almas jóvenes y maduras le aplaudieran y entonaran sus canciones al unísono.
Armando Manzanero o la reivindicación del arte de la sencillez.
A través de sus canciones revalora el significado de las palabras.
Son sus melodías hechos palpables de que el aire poético refresca el espíritu de quien escucha sus canciones, y se convierten en memorables.
Lejos de ser un portento su voz, el sentimiento, el lirismo de la entonación y la buena fe de creer en lo que hace le ha convertido en el prodigioso bolerista de reconocimiento Internacional que sabe reír y llorar, que reconoce sus imperfecciones y la necesaria compañía del factor femenil en su vida privada y arriba del escenario.
En el medio tuvo una alfombra roja musical que se llama Orquesta Sinfónica del Estado de México (OSEM), bajo la conducción de Rodrigo Macías. Aranza y Berenice, el atractivo visual y acústico, también le acompañaron al entonar sus canciones.
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